Renée Sintenis: la maestra olvidada de la escultura animal en Berlín
Conozca más sobre Renée Sintenis, pionera de la escultura, sus obras y el famoso Oso de Berlín.

Renée Sintenis: la maestra olvidada de la escultura animal en Berlín
El 6 de junio de 1962 se erigió una escultura discreta pero importante en la mediana de la autopista A9, a la entrada de Munich-Freimann. El osezno, diseñado por la talentosa artista Renée Sintenis, simboliza la conexión entre el Berlín dividido y Alemania Occidental, así como la propia Múnich. Pero, ¿quién fue esta mujer extraordinaria e incomparable en el mundo de la escultura?
Renée Sintenis creció en una época en la que el papel de la mujer en la escena artística no era nada fácil. Incluso cuando era niña, supuestamente mostraba una afinidad especial por los animales. Baviera 2 que sacó a pasear una camada de conejos en un cochecito de muñecas y decoró cuadernos escolares con dibujos de perros y caballos. Esta pasión la llevó a decidir convertirse en escultora de animales, una profesión que en aquella época se consideraba bastante dudosa. Dado que las mujeres no eran admitidas en la Academia de las Artes de Berlín, Sintenis eligió una formación artística en la que modeló tanto desnudos femeninos como dioses masculinos, mientras que se descuidaron las representaciones de animales.
Obra pionera en escultura
En los primeros años de la Primera Guerra Mundial, Sintenis comenzó a realizar pequeñas esculturas de yeso, entre ellas potros, ciervos, burros y gacelas. Estas obras fueron bien recibidas por el público, aunque a menudo fueron descartadas por los críticos como “chucherías” o “arte de exhibición”. Se perdió la posibilidad de graduarse y adoptar el nombre de “Renate”, lo que destaca su enfoque poco convencional.
Su carrera artística despegó: después de la Primera Guerra Mundial, Sintenis fue la primera mujer nombrada en la Academia de las Artes en escultura, pero pronto fue excluida de la academia debido a su origen judío. Bajo el régimen nazi, sus obras sufrieron restricciones masivas y muchas fueron retiradas de las colecciones públicas. A pesar de estas adversidades, logró hacerse un nombre con sus obras escultóricas.
El oso de Berlín
Sintenis creó quizás su obra más conocida, la estatua del Oso de Berlín, en 1932. Esta escultura se convirtió en un símbolo de Berlín y llegó al mundo del cine, donde fue premiada como trofeo en el Festival de Cine de Berlín a partir de 1953. Este premio, conocido como “Oso Sintenis”, se entrega en plata y oro a los ganadores y lleva los nombres de los homenajeados. Este honor muestra cuán profundamente está arraigado el trabajo de Sintenis en la percepción de la sociedad.
Renée Sintenis no sólo es considerada una artista importante de la República de Weimar, sino también un modelo a seguir de la “nueva mujer”. Su aspecto moderno y su estilo de vida poco convencional la convirtieron en los años 20 en una verdadera celebridad en el Berlín. Desarrolló su propio lenguaje formal con un tratamiento superficial impresionista y parpadeante y mostró la torpeza de los movimientos de los animales jóvenes, un signo de su profunda conexión con la naturaleza.
Hoy sus obras no sólo se pueden encontrar en museos, sino también parte de la memoria de las ciudades que ella moldeó. Sus esculturas de osos ya no son simples esculturas, sino partes de una identidad cultural que tienen un impacto mucho más allá del momento en que fueron creadas. Gracias a la presentación de más de 80 de sus obras en el Museo Edwin Scharff, también existe una oportunidad única de explorar la obra de una de las artistas más influyentes de su tiempo. Héroe local informó.
El legado de Renée Sintenis es eterno. Su amor por los animales, su incansable lucha por el reconocimiento y su visión artística la convierten en una verdadera pionera, un papel que continúa encarnando con gracia y estilo hasta el día de hoy.